#08 | Cumpliendo objetivos
El 1 de julio está marcado en el calendario como la fecha de inauguración del proyecto. Estamos vo-lan-do.
Han sido semanas muy intensas desde que llegué a Uganda, tanto en el plano profesional como en el personal. Parece mentira que me sentase a escribir la anterior edición de la newsletter hace ya diez días, con las ganas que tenía de darle a la tecla una vez más, pero la realidad es que aquí el tiempo transcurre de una manera muy peculiar.
Pese a estar más que familiarizado con todo ello, sigo percibiendo un África nueva cada día. El África de las motos sorteando socavones y charcos a toda velocidad por los carriles de tierra, la que grita en bucle su música a todo volumen, la que te envuelve con su polución excesiva procedente de camionetas viejas, la que me saluda cada mañana con su amalgama de intensos verdes y sonrisas infantiles, un África que se despide sin nostalgia mientras disfruto de un paseo durante la puesta de sol.
La vida en Uganda, y África en general, me ha enseñado que cualquier problema tiene solución siempre que haya alguien dispuesto a echarte una mano.
Tras lanzar la pasada edición, las cosas en la obra se han precipitado. En apenas unos días hemos pasado de estar trabajando la base de la cimentación a subir los muros hasta la cota de la viga de remate (2,40m). Pero vayamos por partes, pues aquí el tiempo -como no me cansaré de repetir- transcurre de forma diferente.



A finales de la semana pasada nos enfrentamos durante 4 días a la fase más dura, al menos a nivel físico, de la obra: el hormigonado de la losa. En este momento de la construcción, el agua es uno de los factores más determinantes: por un lado, las lluvias pueden ralentizar el ritmo de trabajo, y en paralelo es necesario disponer de mucha cantidad para conseguir el hormigón.
Con objeto de facilitar este proceso y cumplir con nuestro objetivo de hormigonar los forjados sanitarios de ambos edificios en un plazo máximo de 4 días, hemos instalado una bomba que transporte agua desde un pequeño arroyo hasta el lugar donde mezclamos los materiales. Estos 140 metros de tubo, además de la piscina que hemos excavado junto a las obras, nos han permitido compactar la tierra con mucha mayor rapidez y hormigonar en tiempo récord.




La cimentación.
En resumen, la fase de cimentación ha constado de los siguientes pasos:
Excavación de las zanjas sobre las que se hormigonarán posteriormente las zapatas corridas, tanto a lo largo del perímetro de los edificios como enlazando los pilares centrales entre fachadas opuestas.
Replanteo y excavación más profunda para las bases de los pilares, en las que se sitúan los armados de la base y el arranque de cada pilar.
Rellenar las zanjas con hardcores (las piedras grandes que se ven en las fotos anteriores) y posterior hormigonado de las zapatas. El hormigón penetra entre las piedras hasta que se genera una capa homogénea en la cara superior.
Levantar murete de ladrillos sobre las zapatas para elevar la cimentación. Construir de esta manera ayudará a proteger la losa de las lluvias torrenciales y de las filtraciones de humedad procedentes del terreno.
Compactación de la cimentación. Una vez levantado el murete unos 50cm sobre el nivel de las zapatas, procedemos a rellenar esa cimentación elevada o podio con tierra y agua, golpeando insistentemente sobre la mezcla hasta conseguir la solidez deseada.
Colocación de una capa de hardcores sobre la tierra compactada y encofrado perimetral con tablones de madera, que sobresalen 10cm por encima de las piedras.
Hormigonado de la losa, cuyo espesor será de 10cm más todo el hormigón que se filtra entre las piedras de la capa anterior.


Mientras el equipo trabajaba duro, la mañana del 9 de abril recibimos por sorpresa la visita de los niños y niñas de la Fundación Masaka Kids Africana. Ilusionados al conocer la que sería su futura casa, celebraron nuestros avances bailando y cantando mientras muchos de los obreros eran poseídos, sin remedio, por la música. Fue un momento divertido y especial que me recordó el principal objeto de este tipo de proyectos: contribuir a una infancia mejor.
Otra de las grandes novedades que han tenido lugar durante estos días ha sido la construcción -un término quizás demasiado ambicioso- de mi oficina junto a las obras. Esta sencilla estructura no solo funciona como caseta de obra, sino que permite a los trabajadores resguardarse durante las fuertes lluvias y comer a la sombra.
En definitiva, aquí es donde me siento a diario con Bosco para revisar la planificación de las obras y donde he dibujado algunos de los diseños que implementaremos próximamente en ambos edificios. Una oficina simple y sostenible que me ilusiona compartir con vosotros por todo lo que realmente significa.




Levantamiento de muros y pilares.
Tras finalizar los trabajos de cimentación en el segundo de los edificios, dando un par de días de plazo al hormigón para secar, hemos regresado al bloque principal para comenzar a levantar muros y pilares.
Tras colocar una lámina impermeable entre la losa y el arranque de los muros, los más de 30 trabajadores que hemos tenido en la obra durante esta semana han colocado con tesón una hilera de ladrillos sobre otra hasta alcanzar la altura de las ventanas (1 metro). Una vez llegados a esta cota, se ha procedido a encofrar y hormigonar los pilares hasta esa altura, y posteriormente hemos continuado con el levantamiento de muros hasta alcanzar la cota de la viga de remate (2,40 metros).




Esta etapa del proyecto está siendo intensa. En general me siento realizado, contento y motivado por la gran experiencia que estoy viviendo e ilusionado por los proyectos que ojalá vengan en el futuro. Sin embargo, a veces me cuesta lidiar con la soledad y la presión emocional que conlleva alejarse de los seres queridos.
En más de una ocasión, África me enseñó que la paciencia y la humildad son grandes compañeras de vida. A eso me agarro cuando parece que las cosas se descontrolan a mi alrededor.
He redescubierto que pasear me ayuda a despejar la mente y me reconecta conmigo mismo. Tocar la tierra, pisarla, sentirla. Embelesarme con el canto de los pájaros, dejarme embriagar por la inmensidad del firmamento tras el ocaso, contar estrellas, canturrear por bulerías o carnaval. Proyectar mis ilusiones más allá de mi propio control.



Ya se termina esta entrada, pero me quedan muchas cosas por decir: te lo cuento en unos días. Gracias por seguir leyéndome y ser parte de esta aventura.
Rafa.