#13 | El valor de priorizar
Cada vez queda menos y afrontamos semanas decisivas. Las decisiones importantes comienzan a dar sus frutos.
No han transcurrido ni 70 días desde que comenzamos a desbrozar el terreno. Rodeados por la maleza, cinta métrica en mano, definíamos los perímetros de ambos edificios. Apenas dos meses después los estamos pintando.
La construcción en Uganda es rápida, mucho más de lo que estamos acostumbrados en Europa. Libre de burocracia y todo lo que la rodea, construir se debe principalmente al entendimiento entre las partes (cliente-constructor-proveedor), quienes siempre parecen dispuestas a cooperar. También la ausencia de complejidades técnicas agiliza el proceso, aunque esto no es excusa: la simplicidad de las cosas no tienen culpa de cómo nos gusta complicarnos la vida.
A veces, menos es más.
En las últimas semanas me he enfrentado al ambicioso reto de sacar el máximo valor a cada euro del presupuesto restante.
De la propuesta económica inicial que recibí en enero, además de la casa pude diseñar un segundo edificio con cocina, comedor y almacén. ¿Cómo? Renunciando al suelo de terrazo (me di cuenta de que con esta partida se pagaba el 60% del nuevo edificio) y apretando el resto de precios. ¿Y si excavamos un pozo para ser autosostenibles? Hice números y descubrí que apostando por otro diseño para la chapa de la cubierta cubríamos el 100% del coste.
Y así con otros muchos ejemplos más.
Es curioso cómo la construcción -y esto es extrapolable a otros muchos aspectos de la vida- me está enseñando el valor de priorizar. A ser consciente de qué es lo importante y a no perder el foco en el largo plazo. También a pensar las cosas a conciencia, tomar decisiones con determinación y asumir las consecuencias. En proyectos con un trasfondo social, cada euro cuenta, y en estos proyectos el dinero tiene a veces un valor muy diferente del que creemos.
Últimos avances
Actualmente, nos encontramos construyendo una estructura de hormigón para elevar los depósitos de agua procedente del pozo. Sobre el forjado superior (+5.50m) colocaremos un tanque de 5.000 litros, que proveerá de agua a las duchas y lavabos; en el forjado intermedio (+2.70m), otro tanque desimilar capacidad destinará agua a la cocina a través de un sistema de purificación colocado en la planta baja de esta estructura (+0.00m).
Por otro lado, la electricidad también está a punto de llegar a la parcela: hemos acordado con la empresa nacional la colocación de un transformador eléctrico que dará suministro, no sólo a estas construcciones, sino a las que se hagan en futuras fases y a los propios vecinos. Habíamos valorado la opción de paneles solares, pero de momento el transformador supone una mayor garantía. Lo instalarán durante la próxima semana.
En paralelo, hemos procedido a nivelar el terreno frente a ambos edificios. Este área es lo que llamamos “compound”, que en el futuro podrán diseñar alternando caminos y zonas ajardinadas. También hemos aprovechado el alquiler del tractor para desbrozar un área de 40x20 metros, que destinaremos a campo de fútbol; y nos queda pendiente, aunque ya dentro de presupuesto gracias a otros recortes, colocar una valla perimetral de seguridad a lo largo de toda la parcela.
Estos últimos días he ido a la obra en moto y he vuelto a ser consciente de dónde estoy. Durante todo el trayecto siento sobre mí, fijas y penetrantes, las miradas de una sociedad que todavía admira, teme, ama y odia a partes iguales a la raza blanca. En ellas reside el peso de la historia reciente, la realidad de una economía a la baja y de una constante lucha de supervivencia contra el tifus y la malaria. Irradian ilusión y desprecio, calidez y frialdad, generosidad y hostilidad.
África representa la vida misma, llena de contradicciones y contrastes, de miedos e inseguridades, de pasados y futuros. No queda otra que seguir haciendo camino, equivocándonos y aprendiendo. Disfrutemos lo que queda y de lo que esté por venir.