#16 | De nuevo, Uganda
Regreso a Uganda para dirigir la construcción de un orfanato para bebés con la Asociación Kukura.
Escribo estas líneas desde la soledad de mi habitación de hotel. De fondo, con el sol cada vez más escondido tras las copas de los árboles, una oscuridad creciente acecha al compás del canto de los grillos. Uganda me ha recibido con lluvias, como es tradición, y una fulgurante gama de verdes y tonos arcillosos. Pese a tratarse de mi tercera expedición al corazón de África, me sigo impresionando con lo que observo a mi alrededor. Con el tiempo, siento que todo cambia y que, sin embargo, aquí todo permanece igual.
Mientras preparaba y ordenaba algunos documentos relativos a mi nuevo proyecto, me encontré con esta frase escrita el 4 de diciembre del año pasado.
“Últimamente, recuerdo mi tiempo en África con mayor nitidez. No sé el motivo, ni tampoco el significado”.
Apenas tres semanas más tarde, Silvia me llamó para ofrecerme la dirección del proyecto de Masaka.
Tras un largo viaje en el que apenas pude pegar ojo, he pasado dos días visitando a mis amigos de Kelele África, cuya escuela -el primer proyecto en el que colaboré dirigiendo tres obras- se encuentra a una hora de distancia de mi actual residencia. Durante este breve encuentro he disfrutado de la paz del lago Mwamba, la compañía de buenos amigos y una celebración muy especial: la graduación de la primera promoción que completa la escuela primaria en Kumwenya Eco School.
Como consecuencia de la pandemia del covid, los colegios permanecieron cerrados en Uganda durante casi dos años. Tras los dos meses y medio de arduo trabajo a contrarreloj que pasé allí, la construcción de dos dormitorios -uno para chicos, otro para chicas- permitió dar cobijo a unos alumnos que, casi dos años más tarde, han conseguido graduarse y poner rumbo hacia la educación secundaria. Este es, sin duda, el gran reto que Kelele tiene por delante en estos momentos, y no me cabe la menor duda de que lo conseguirán financiar.
*Si quieres saber más sobre el proyecto o te interesa colaborar de alguna forma, responde a este mismo email o pincha aquí.
Después de unos meses en mi tierra natal, en los que he podido disfrutar de una vida sencilla y plena, regreso a Uganda para dirigir un proyecto tan bonito como especial: la construcción de un orfanato de bebés (0 a 6 años) para la Asociación Kukura. Dirigida por Albert y Bea, Kukura financia desde 2019 diferentes proyectos en algunas de las comunidades más necesitadas de Fort Portal, una localidad del suroeste del país.
Durante el pasado verano, mientras me encontraba de vacaciones por Uganda tras mi anterior proyecto (por si te acabas de incorporar a la lista de correos, desde la web de la newsletter puedes acceder a los posts anteriores), tuve el placer de conocerlos en persona. Desde el primer momento, tanto Albert como Bea se mostraron encantados de enseñarme sus diferentes proyectos y compartir conmigo sus inquietudes e ilusiones. Asimismo, me explicaron que el proyecto del orfanato de bebés había sufrido dificultades y retrasos -muy típicos de la construcción en África- y que aún quedaba una última fase para concluir las obras.
Tras visitar el solar y analizar los planos, desarrollamos conjuntamente una estrategia y me comprometí a entregarles un presupuesto para ayudarles a ejecutar lo restante. Apenas tres meses más tarde, ya estamos listos para comenzar.
Si algo me ilusiona especialmente de este proyecto es poder contribuir a un futuro mejor para todos esos niños y niñas que, pese a ser tan pequeños, son abandonados en Uganda día tras día. Con una población cuya media de edad no supera los 16 años -según datos oficiales, que no cuentan con multitud de niños que no han sido empadronados-, este país se enfrenta al grave problema de sacar adelante a las generaciones venideras.
Aunque la solución no tenga que venir necesariamente desde fuera, todo aquello que contribuya a una infancia y futuro mejor para los más pequeños es de agradecer. Por eso me gusta involucrarme con proyectos como Kelele o Kukura quienes, cada uno a su manera y enfocando su actuación desde un prisma diferente y muy personal, contribuyen de forma altruista a construir un mundo mejor.
Y de construir, precisamente, va esto. Por ello, sigamos colocando los ladrillos del mañana, construyendo un legado desde la honestidad y la vocación. Gracias por apoyarme en este camino y por seguir ahí con cada nuevo email. ¡Pronto te enviaré más novedades! Hasta entonces,
Rafa | Fort Portal (Uganda), 26/11/23.