#22 | Kukura
En rutooro, Kukura significa crecimiento.
Desde mi llegada a finales de noviembre, el proyecto del Babies Home se ha transformado por completo. Tras un inicio duro, en el que se produjo un traspaso de poderes en la obra y algún que otro sobresalto, hemos conseguido sacar adelante lo que parecía imposible. A falta de unos días para nuestro regreso a España, el primer orfanato de bebés de este maravilloso proyecto se encuentra cerca de ser completado.
En solo un mes y diez días, Bosco y su cuadrilla han demostrado ser un equipo trabajador, comprometido y organizado. El respeto y la confianza que tengo con cada uno de ellos crece con cada encargo, y siento que esa unión es culpable en gran parte de nuestro éxito. Ambross, Nico, Magic, Patrick (tall), Patrick (short), Mosses, Michiga, Sam, Adama, Congos y compañía, gracias por vuestro esfuerzo y compromiso.




Sin embargo, esta edición va dedicada a Albert y Bea, los culpables del crecimiento de Kukura y de mi regreso a Uganda. Y es que sin apenas conocerme, basándose únicamente en el testimonio de amigos en común y en mis informes sobre el reciente proyecto de Masaka, decidieron confiar en mí y me dieron las riendas de este desafío tras un par de reuniones sobre el terreno.
Desde entonces, su entusiasmo y emoción no han decaído en ningún momento y hoy me siento feliz al verles contentos e ilusionados, paseando a través de las estancias del proyecto que hace tanto soñaron y que tanto les ha costado levantar. Durante el camino me han cuidado y me han permitido trabajar a mi manera, con mi gente y mis plazos, y es por ello que me llena de orgullo y felicidad poder ser parte de este imparable crecimiento.
Este viernes regresaremos a España. Las últimas semanas están siendo duras, pero muy gratificantes. Las obras avanzan a toda velocidad y tanto mis clientes como su grupo de voluntarios han podido vernos en acción. Toca apretar en los tres días restantes y dejar entregado un buen trabajo. Por otro lado, si todo va bien, en verano volveré a Uganda para rematar algunos detalles del proyecto y conseguir la aprobación para la apertura del orfanato por parte de las autoridades.
Ojalá que muy pronto, estas paredes que con tanto esfuerzo y dedicación hemos levantado puedan dar cobijo y una vida digna a aquellos bebés de los alrededores de Gweri que lo necesiten.
Y es que mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo (Eduardo Galeano). Aunque de momento yo me conformo con cambiar el mío, el nuestro, que no es poco. Y hacerlo aquí, en Uganda, una tierra que con cada proyecto se convierte en más hogar.
Gracias por seguir ahí.
Rafa