#34 | Ilusión
A lo largo de los últimos años he dibujado más con palabras que con líneas.
Desde que pisé África por primera vez, en septiembre de 2021, necesité volcar sobre el papel la esencia del continente negro. Aquí (o allí, a veces me confundo) la vida es movimiento, gente deambulando con o sin rumbo, a ritmo lento y a todas horas; es la ausencia del tiempo, que se escapa entre nuestros dedos mientras flota sobre nuestras cabezas; es el ruido que emanan los carriles polvorientos tras el paso de un camión, la presteza de sus motos, la radio de algún vecino que hace vida fuera de casa. El aire es denso, tanto que casi se puede palpar con los dedos, y su olor produce una mezcla de asombro, rechazo y atracción incontrolada.
África es la mirada de un niño que enfrenta la vida como un adulto y la sonrisa de un adulto que ríe como un niño. Las mujeres vestidas de colores con trenzas sobre sus cabezas, la comida a fuego lento, la algarabía en idiomas que pocos han sabido (o querido) traducir. Es pasado, pero también futuro. Una tierra fértil por la que las generaciones venideras se pelearán. Un pueblo que se adapta con rapidez a los modos de vida de Occidente, aunque nunca pidiera hacerlo.
Un día entendí que la mejor manera de explicarle a alguien lo que este lugar significaba para mí era dando un paseo por los carriles en los que me enamoré de los verdes de Uganda, caminar despacio en torno a cientos de plataneros y maizales mientras el ocaso se esconde tras las montañas y la luna refleja sus tonos grises sobre el agua.
Mucho tiempo después, este mes de enero regresaré con la ilusión del primer día. Lo haré acompañado de Alex, Laura y Yi, tres arquitectas con unas ganas tremendas de conocer en persona esa África de la que tanto he escrito y hablado durante todos estos años. Lo haremos desde la tolerancia y la humildad de quienes sienten un interés genuino por contribuir a un mundo mejor, a través de un viaje en el que trabajaremos en el día a día de una obra y conoceremos desde dentro la realidad de diferentes comunidades ugandesas.
Siento ilusión porque se abre un nuevo círculo. Porque hacía tiempo que no tenía tantas ganas de regresar a una tierra que se ha convertido en una parte de mi vida, en una parte de mí.
Queda muy poquito. ¿Nos acompañas?
PD: si quieres saber más sobre el taller o quieres apuntarte a futuras ediciones, respóndeme a este email y me cuentas 🙂