#40 | Cumpleaños en Uganda
El miércoles 19 de febrero cumplí 31 años.
No sé si fue casualidad o el destino, pero Bosco y yo nacimos el mismo día. Con dos años de diferencia, eso sí. Lo supe hace tres, poco antes de irme de Uganda tras mis primeras obras. Esta vez, sin embargo, el destino o la casualidad ha querido reunirnos y que lo celebremos juntos.
Empecé este nuevo año rodeado de buena gente, algo que cada día valoro más. Compartimos jamón, queso manchego, aceitunas y cervezas. Fran preparó unas tortillas de patata, Miguel trajo su famoso gazpacho, Frank hizo unos chapatis riquísimos y Bo cocinó una sopa que es tradición en Corea. Subimos el volumen de la música, salimos al balcón, nos quitamos los zapatos. Jugué al billar con Bosco hasta altas horas de la madrugada. El día de antes no quería cumplir años, pero finalmente los inauguré por la puerta grande.
Aunque Uganda sea un mundo completamente distinto al que acostumbro, cada vez lo siento más como casa. Si bien las Navidades prefiero pasarlas en España, cumplir años en el corazón de África no es algo que suceda todos los días. Y así me lo tomé esta vez.
Como si se tratase de un regalo, Ambrose regresó con el grupo más de un mes después. A veces me llama y charlamos, siempre me agradece que le dedique mi tiempo, aunque el placer es mutuo. Sigue tocado y ha perdido la alegría, pero saldrá adelante y estaremos a su lado en todo momento. Me da mucha alegría comprobar cómo todos lo quieren y apoyan en la obra. Son una verdadera familia.
Y si alguien es culpable de ese sentimiento de familia, ese es Bosco. Un hombre honrado y leal que ha forjado con el paso de los años una cuadrilla inquebrantable. Un líder tanto en su familia como fuera de ella. Un referente para aquellos que le conocen de cerca. No pasa un día sin que aprenda cosas de África de su mano, y tampoco hay un solo día en que no quiera seguir caminando a su lado. Semanas antes de mi primer cumpleaños en África, Bosco no se separó de mí mientras la malaria me dejó varios días en cama. Durmió a mi lado durante cuatro días en el hospital y otros siete en mi habitación de Kelele. Celebrarlo este año con él ha sido un enorme regalo.
Alex, Laura y Yi me están ayudando muchísimo con el diseño del siguiente gran proyecto en Uganda: la reconstrucción del orfanato del proyecto de Yamba. Durante esta semana trasladaremos la propuesta definitiva a los clientes y, en cuanto den el visto bueno, prepararé el presupuesto. No sé cuándo podremos empezar, pero es un proyecto que me ilusiona mucho. El proyecto más grande que habré asumido hasta la fecha. En cuanto tenga más novedades, le dedicaré una edición.
Del que sí tengo novedades es del actual, para el cual mi amigo y enorme profesional Aleix Subirà me ha preparado dos renders brutales. Ahora que estamos con los acabados, cada día se los enseño a los obreros para que sigan la referencia e interioricen lo que queremos. ¡Ojalá consigamos que se parezca, porque ha quedado precioso!


Puedes ver más trabajos de Aleix en @vua.visuals 📸
Por último, estoy perfilando otro posible proyecto para verano. Qué buena época para un nuevo taller de arquitectura en Uganda, ¿verdad? ¡No te pierdas las novedades!
Termina esta edición de Arquitecto en Uganda. Gracias una vez más por acompañarme en esta aventura. ¡Hasta la próxima!